VER Y CONMOVERSE



En el Evangelio del domingo pasado, Mateo nos relataba uno de los episodios más conocidos de los relatos sobre lo que hizo y dijo Jesús, presente en los cuatro evangelios: la multiplicación de los panes y los peces. La escena presenta a Jesús como Buen Pastor. Se conmueve porque ve que las personas que le buscan estaban como ovejas que no tienen pastor y responde con enseñanza y alimento. Es importante subrayarlo porque se nos presenta una imagen mesiánica (el buen pastor), recogida en el Antiguo Testamento.  

Este ofrecimiento mesiánico que Jesús hace a las multitudes lo quiere hacer en compañía de sus discípulos. Les ofrece la posibilidad de adentrarse en su manera de hacer y comprender las cosas. Hasta ahora le han visto haciéndolo, pero no les ha involucrado. Frente a esto, el relato, sobre todo en el Evangelio de Marcos, presenta a los discípulos queriendo despedir a la gente, como quitándoselos de encima, como respuesta a lo que les pide Jesús, igual que aparece en otros pasajes, como el de la mujer siro-fenicia.

Jesús ignora lo que le dicen y les pregunta cuántos panes tienen. Les está diciendo a los discípulos “lo que tenéis ofrecedlo y compartidlo”, dos palabras clave en su predicación. Es la ocasión para que entiendan qué es la mesa compartida del Reino. Siguiendo la construcción de Ignacio Ellacuría, Jesús les brinda una triple oportunidad:

-        De encargarse de la realidad: una respuesta práctica a la situación de necesidad

-        De cargar con la realidad: les pone en disposición de sanarla

-        De hacerse cargo de la realidad: comprender (desde abajo) y valorar la realidad (el Reino está dedicado preferencialmente a quienes tienen hambre).

Jesús se deja afectar por el dolor y el sufrimiento de las personas y les brinda la posibilidad a los discípulos de dejarse afectar también y de hacerse cargo. Se muestra en su actuación como lo haría el Dios compasivo y misericordioso del Antiguo Testamento. La multiplicación de los panes habla de este Dios, siendo las manos y las acciones de Jesús el reflejo de lo que había sido ya anunciado en el Antiguo Testamento.

La misericordia aparece aquí como el principio fundante de una nueva creación. La historia se recrea desde los:

-        Débiles, que son fortalecidos

-        Hambrientos, que son alimentados

-        Oprimidos, que son liberados

-        Mujeres, que son restituidas a la vida

-        Muertos, que recobran la vida

Es fundamental entender que a Jesús se le conmueven las entrañas y porque eso sucede actúa. La palabra splagchnizomai suele estar mal traducida en las biblias. Lo que expresa es un sentimiento profundo de compartir el dolor, de sentirlo físicamente (las vísceras) y este sentimiento tiene una reacción: una acción en la que se manifiesta lo que se ha sentido. Jesús se compadece delante de los últimos.  

Jesús adentra a sus discípulos en sí mismo, en los rasgos que le hacen ser lo que es y como es. En la multiplicación de los panes y los peces les invita a construir el Reino desde abajo, desde los últimos. Les invita a vivir un éxodo de sí mismos sin retorno para repartirse entre la multitud siendo solidarios de todos ellos.

La cuestión es comenzar a ver. Teilhard de Chardin en El medio divino hablaba de educar la mirada, que es aprender a ver. La aventura de ser discípulos hoy es emprender un viaje para caer en la cuenta. San Juan de la Cruz comienza el Cántico Espiritual con esas mismas palabras (“cayendo el alma en la cuenta”). Solo educando la mirada seremos capaces de conmovernos hasta las entrañas. El término antes mencionado cubre el doble aspecto de la vivencia encarnada del sentimiento y la urgencia de transformarlo en un gesto concreto de liberación.

La evocación de ese modo de conmoverse, removiéndose las entrañas, y la consecuente acción posterior a favor de los más desaventajados, apela hoy día a la capacidad de sentir como propio el sufrimiento de los excluidos. Estamos invitados a extender el gesto y la acción compasiva de Jesús y poner luz allí donde ya no se encuentra (Sal 4,7: “¿Quién podrá darnos la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?”). La acción misericordiosa es hoy tremendamente urgente para llegar a los que se encuentran desfallecidos. 

Comentarios

Entradas populares