CUARESMA 2021: PASAR A LA OTRA ORILLA
Casi sin darnos cuenta, nos hemos plantado en una nueva Cuaresma. Es un lugar común decir que el tiempo pasa volando, pero este año es distinto. Decía el poeta que todo pasa y todo queda. Y lo que ha pasado desde hace un año ha dejado, sin duda, una huella muy profunda. Podría decirse que casi llevamos un año de Cuaresma, en el sentido de desierto. Quién nos iba a decir hace doce meses lo que nos iba a tocar vivir y las cicatrices que nos dejaría esta experiencia.
Asociamos
normalmente la Cuaresma a la palabra conversión. El Miércoles de Ceniza, al
recibirla, escuchamos las palabras “conviértete y cree en el evangelio”. Tal
vez no somos muy conscientes de lo que estamos asumiendo: lo que se nos pide es
un cambio de vida. Convertirse es algo ciertamente exigente. La Cuaresma es una
oportunidad de transformación, incluso de un cambio radical.
Ese
cambio tiene un punto de partida en forma de interrogante: ¿Estamos viviendo
como nos gustaría vivir? ¿Qué nos lastra para dar el salto? Una posible barrera
es lo que podríamos llamar “penultimismo”. Muchas veces retrasamos y condicionamos
nuestro proceso de cambio a que se dé un cúmulo de circunstancias previas: “cuando
me estabilice profesionalmente, cuando crezcan mis hijos, cuando me jubile, cuando
las cosas vuelvan a la normalidad, cuando me vacune, cuando suceda esto o lo
otro...”. Esto, siempre humano, lo es todavía más hoy, al seguir inmersos en este
shock tan grande de la pandemia.
Otro
posible lastre podría ser, en algunos casos, lo cómodos que estamos en nuestro
estatus actual. Nuestros propios mecanismos de defensa, que nos atan a lo
conocido, son una dificultad para que haya cambios en nuestra vida. Por usar un
término tomado de la estadística, encaja bien aquí lo que llamamos “dependencia
de la duración”: cuanto más tiempo pasamos en un estado más difícil es salir de
él. ¿No será esto lo que nos está pasando en nuestra experiencia como creyentes
y lo mucho que nos cuesta renovarnos?
Otro
obstáculo es nuestra aversión al riesgo y la incertidumbre. José Antonio
García-Monge dice que escoger es un acto arriesgado (Treinta palabras para
la madurez). Hacerlo suele suscitar el temor a equivocarnos. La angustia de
intentarlo puede llegar a ser tan grande que nos paralice. Parece que al
escoger perdemos para siempre la opción que abandonamos. Pero escoger no
cercena nuestra libertad, sino que posibilita que la podamos ejercitar.
Escoger, como escribió este sabio jesuita, conlleva percibir, valorar,
establecer prioridades, renunciar y comprometerse con lo elegido. La imagen
puede ser la de “una tempestad de movimientos, producida más por la vida que
nos lleva en su corriente que por llevar nosotros nuestra propia vida”.
¿Dar
ese salto nos da miedo? Pues sí, hay que ser sinceros; no nos atrevemos a pasar
a la otra orilla. Tal vez nos pasa como a los discípulos cuando la tempestad
era tan fuerte que, mientras veían a Jesús dormido, la barca desaparecía entre
las olas. El mar es la vida, el espacio del miedo, y, en medio de los problemas,
a veces percibimos que Dios no está y hay “que despertarle”. En esta pandemia,
hemos podido tener la sensación de que Dios está lejos, pero nunca está
dormido. Como los discípulos que despiertan a Jesús y le piden que les salve, ante
las dificultades de la vida lo primero es acercarse a Dios y presentarle
nuestras debilidades. La confianza se recupera cuando se experimenta su presencia.
Por eso, el mejor antídoto contra el miedo es la búsqueda de la alegría de ese
encuentro.
El Papa Francisco, en su mensaje de Cuaresma, nos invita a dejarnos alcanzar por la Palabra de Dios, que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón. Como dice en su texto, la Cuaresma es un tiempo para creer y permitir a Dios poner su morada en nuestra vida. Ojalá esta Cuaresma de 2021 nos ayude a pasar a esa otra orilla y a una nueva vida ya habitada.
Gracias como siempre por tus aportaciones Luis, muy ricas con este principio de cuaresma tan necesario este año, tengamos muy presente la sabiduría de Francisco, siempre nos ayuda mucho.
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